jueves, 16 de abril de 2015

Guía N° 1

  
INSTITUTO SUPERIOR DEL PROFESORADO “DR. JOAQUÍN V. GONZÁLEZ”

PREHISTORIA Y ARQUEOLOGÍA – 2015


Profesora Titular:
Dra. Ana María Rocchietti

Ayudantes de Trabajos Prácticos
Lic. Flavia Balbachan
Prof. Ariel Ponce
Prof. César Borzone
Prof. Jimena Ardaiz



GUÍA DE ESTUDIO 1



Unidad introductoria. El patrimonio arqueológico
Objetivo específico: relacionar el pasado arqueológico con el mundo contemporáneo
El mundo contemporáneo: globalización, etnicidad y culturas híbridas. El estudio de la sociedad. América Latina como cultura. La política del pasado, el pasado como política. La arqueología como ciencia de la Modernidad.  La patrimonialización de la cultura. El nuevo lugar de los pueblos originarios. Las nacionalidades precolombinas. La Interculturalidad, teoría y práctica.
Bibliografía
Khiari, S. 2014 El pueblo y el Tercer Pueblo. En A. Badiou et al ¿Qué es un pueblo? Eterna Cadencia. Editora. Buenos Aires.
Aime, M. 2015 Cultura. Adriana Hidalgo Editora. Buenos Aires.
García Canclini, Néstor 2004 Diferentes, desiguales y desconectados. Mapas de la interculturalidad. Gedisa. Buenos Aires.
Díaz Polanco, Héctor 2000 Etnia, clase y cuestión nacional. En Díaz Polanco, H. (comp) Etnia y Nación en América Latina.  Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. México.
Rocchietti, A, M. 2011 El Desierto Inacabable y una Historia Sudamericana. Universidad Nacional de Río Cuarto. Serie Lo Fundamental. Editorial de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Río Cuarto.


Desambiguación de contenidos
·         La prehistoria humana y la larga duración de la especie y de la historia social y cultural
·         Pueblos, Etnias, naciones, Culturas
·         La lengua popular y la lengua legítima
·         El Museo y el Patrimonio cultural y arqueológico

Conceptos a tener en cuenta:
·          La cultura “ese todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualquier otro hábitos y capacidades adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad” (Edward Tylor, 1871).
·          Etnia es una agrupación de individuos que comparte un mismo lenguaje, una religión, una experiencia histórica, raza, creencias, valores y hábitos costumbres y normas; y que por ello se distingue de otras agrupaciones.
Características de la cultura
ü  La cultura es aprendida mediante procesos de enseñanza-aprendizaje consciente e inconsciente.
ü   La cultura es compartida por todos los miembros de la sociedad
ü   La cultura es simbólica porque se expresa mediante un lenguaje particular
ü   La cultura lo abarca todo lo que el hombre produce y trasmite a todos los miembros de una sociedad
ü   La cultura responde a necesidades biológicas y sociales sociales
ü   La cultura está integrada conformando sistemas pautados integrados (economía, política, etc.).
Aplicación: Usted visitará el Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia acompañado por la Cátedra y desarrollará un Proyecto temático.


Dra. Ana Rocchietti

miércoles, 15 de abril de 2015

Otros artículos de Sadri Khiari


http://www.rebelion.org/mostrar.php?tipo=5&id=Sadri%20Khiari&inicio=0

El pueblo y el tercer pueblo. Sadri Khiari

El pueblo y el tercer pueblo

Matxingune taldea


Tabla de contenidos
¿Contra quién se constituye el pueblo?
El pueblo con y contra la raza
La inflexión nacional de la izquierda radical
¿Cómo ser francés sin serlo?
¿No tiene nada que hacer este sábado? Entonces vaya a dar un paseo por Saint-Denis[1] -línea 13 o RER C– y pregunte a las personas que pasan. Localice a un francés negro o árabe y pregúntele: «¿A qué pueblo pertenece?». Si le responde «pertenezco al pueblo francés», sabrá que es un lameculos. Si responde sinceramente, contestará «pertenezco al pueblo negro (o árabe o bereber, maliense, marroquí, musulmán, senegalés, argelino, africano...)». Localice después a un francés de origen y hágale la misma pregunta. No contestará: «Pertenezco al pueblo blanco o europeo o cristiano», responderá: «Pertenezco al pueblo francés». Estas distinciones podrían no tener la menor incidencia si para unos y otros se tratara simplemente de definir una de las identificaciones que les agradan como, por ejemplo, dos franceses uno de los cuales estuviera orgulloso de ser originario de Dunkerque y el otro de Marsella. Pero reivindicarse de un pueblo es mucho más que eso. Es establecer el grupo al que se pertenece en la sociedad y afirmar su relación privilegiada con el Estado o, para ser más precisos, con el Estado-nación. El hecho de que dos facciones importantes de la misma población francesa, una ampliamente mayoritaria (reconocida por el Estado y que se reconoce en él) y la otra minoritaria (no reconocida por el Estado y que no se reconoce en él) tengan respuestas opuestas plantea un problema estratégico fundamental tanto a una como a otra.
¿Contra quién se constituye el pueblo?A la pregunta de «¿qué es el pueblo?» hay que responder naturalmente con otra pregunta: «¿Contra quién se constituye el pueblo?». La mayoría de las veces uno se pregunta cuáles son las características inmanentes al pueblo, los elementos «materiales», los relatos o mitos en los que se basa la conciencia de los individuos de pertenecer a un mismo pueblo. Se procede de la misma manera que se hace (erróneamente) con la nación. Ahora bien, estos elementos conocidos por constituir el pueblo solo se reúnen, solo se cristalizan y solo se piensan como un todo articulado, coherente e indivisible, todos estos elementos solo se convierten en fuerza potencial de movilización colectiva, solo tienen sentido políticamente a partir del momento en el que se designa un exterior al pueblo, potencialmente hostil al pueblo. En otras palabras, si los elementos que en cierto modo constituyen la infraestructura del pueblo no son ni contingentes ni arbitrarios, no bastan por sí mismos para constituir el pueblo. Estos elementos solo constituyen la condición de posibilidad de emergencia de la entidad pueblo. Para que esta se cristalice efectivamente es necesario que exista este exterior hostil, ya se trate de la aristocracia feudal, del pueblo vecino, del pueblo que oprime o de una facción del pueblo que se considera nociva. El pueblo son unas relaciones de fuerza, es una historia, es una historia de relaciones de fuerza. Es la historia a través de la cual la noción de pueblo se ha impuesto a escala universal. Es la historia de la modernidad colonial y capitalista. Decir esto es afirmar dos cosas: por una parte, que la noción de pueblo permite expresar una forma política que ha colonizado el conjunto de las relaciones sociales a escala mundial; por otra, tiene gran cantidad de significados que reflejan los contextos particulares en los que se moviliza.
El universo de sentido en el que la noción de pueblo se despliega y adquiere unos significados particulares generalmente se construye sobre la articulación, nunca idéntica, entre otras tres nociones: la nación, la ciudadanía/soberanía[2], las clases que llamaremos subalternas. Lo que se puede recordar de la pluralidad de las formas de articulación entre estas nociones es su plasticidad, la permeabilidad de unas en relación a otras, su capacidad de metamorfosearse una en otra e incluso de confundirse. Cada elemento de este tríptico puede ser absorbido por otro o desaparecer completamente. Mencionaré como ilustración extrema de ello la situación de los movimientos de liberación nacional o de las llamadas guerras nacionales en el curso de los cuales la ciudadanía se confunde completamente con la soberanía popular la cual, a su vez, se pierde en la soberanía nacional. En este caso la «unión nacional» interclasista asimila, al menos en la representación que se hace de sí misma, todos los componentes de la población en un pueblo-nación indisociable. A contrario , la agudización de la lucha de clases o de una situación revolucionaria tiende a asimilar el pueblo a las capas subalternas. En esta situación la soberanía nacional se disuelve tendenciosamente en la soberanía popular. Se puede citar también el ejemplo de los movimientos de liberación que encubren más o menos unas formas de lucha de clases. El pueblo-nación se identifica entonces con las categorías subalternas de la población mientras que las clases dominantes se asimilan al extranjero, exteriorizadas en relación al pueblo-nación. Para completar esta descripción se pueden mencionar los casos en los que a la vez que el pueblo se da los mismos fundamentos que la nación se autodefine como «menos» que la nación generalmente en el sentido de que aun estando vinculado a ciertos poderes autónomos, sobre todo en el plano cultural, no aspira (o renuncia) a dotarse de un Estado que le sea propio (en este sentido se pueden mencionar los muchos «pueblos minoritarios» en los Estados europeos).
Por consiguiente, la noción de pueblo puede estar vinculada a unas posturas particulares en el orden socioeconómico. Pero estas apenas bastan para dar sentido a la noción de pueblo en cuyo centro está el reparto de los poderes políticos y de los honores, es decir, unas distinciones estatutarias en el orden moderno del Estado. Parece así que la noción de pueblo es en primer lugar una noción política y, por lo tanto, necesariamente tiene una dimensión estratégica. El poder siempre hay que conquistarlo o conseguirlo contra un enemigo o competidor, real o supuesto, del pueblo.
El pueblo con y contra la razaCon todo, esta manera de abordar el pueblo sigue siendo muy incompleta si no se añade al tríptico antes mencionado un cuarto término sin el cual la comprensión de las relaciones de poder en Francia se quedaría coja. Me refiero a la raza. En efecto, afirmo que en su acepción moderna la noción de pueblo se construye en estrecha relación con la producción social de las razas por la colonización. Además, en la historia de la modernidad algunos pueblos se han afirmado explícitamente como raciales y ello hasta hace muy poco (en el Estados Unidos segregacionista, en la Alemania hitleriana, en Sudáfrica, etc.). Sin embargo, el universalismo y el igualitarismo burgués dominante han ocultado generalmente la dimensión racial de la noción de pueblo. En efecto, en la noción humanista, abstracta, del pueblo no se consideran las razas: la humanidad es Una, distribuida en pueblos-naciones y no en razas.
Para evitar acusaciones irreflexivas prefiero, no obstante, precisar qué entiendo por «raza» o, más exactamente, por «razas sociales», ya que la raza no es sino la relación de dominación y de resistencia a la opresión que existe entre grupos humanos racializados. Para comprender mejor las cosas en ocasiones basta con cambiar las palabras. Así, propongo sustituir sistemáticamente la palabra «discriminaciones» por su contrario, «privilegios». Se suele admitir que en Francia existen desde hace algunos años unas discriminaciones vinculadas al color de la piel, al origen o a la cultura. La ley habla de luchar contra ellas, gran cantidad de instituciones públicas y privadas tratan de evaluarlas, de comprender sus lógicas directas o indirectas, de concebir unos mecanismos antídoto. También se reconoce que conciernen a casi todos los ámbitos de la vida social: las relaciones económicas tanto en el sector privado como en la esfera pública, las configuraciones urbanas, la justicia, la enseñanza, el acceso a la vivienda, a la cultura y al ocio, la representación en los diferentes medios de comunicación, la participación política, la presencia en las instituciones, etc. Igualmente se reconoce que particularmente son víctimas de ello las poblaciones surgidas de la inmigración de las últimas décadas, originarias del Magreb y del África negra, y las originarias de los «territorios de ultramar». Por último, se consiente en decir que estas discriminaciones son generalizadas y que se prolongan de generación en generación. Tomemos ahora cualquier cuadro o diagrama concebido para establecer estas discriminaciones y démosle la vuelta sobre sí mismo . Tenemos, por ejemplo, los datos siguientes: «Para el conjunto de los franceses entre los 25 y 50 años hay un 20 % de paro. Hay un 30 % para los ciudadanos franceses, nacidos de padres magrebíes, africanos o de ultramar» (estas cifras son totalmente arbitrarias y la situación descrita está muy simplificada, sirve solo como ilustración de mis palabras). Invertamos, pues, el cuadro. Ahora tenemos esto: «Para el conjunto de los franceses entre los 25 y 50 años hay un 20 % de paro. Hay un 10 % para los ciudadanos franceses, nacidos de padres franceses llamados de origen, blancos, europeos, cristianos». Este cuadro ya no sería un cuadro concerniente a las discriminaciones, sino un cuadro sobre los privilegios . Si se procede de la misma manera en los otros ámbitos de la vida social, tendremos una imagen clara de lo que es una sociedad racial: una sociedad caracterizada por unos privilegios concedidos a una categoría de la población definida por un estatuto reconocido oficialmente o no: ser blanco, cristiano, europeo. Y añadiría que como este privilegio concierne igualmente al acceso al poder del Estado, este desempeña el papel de cerrojo que permite la perpetuación del sistema racial. Por consiguiente, por razas sociales hay que entender la existencia de una jerarquía conflictiva de los poderes entre grupos sociales que distingue un estatuto, explícito o no, el cual ordena a los seres humanos según unos criterios de colores o de culturas, construidos en el movimiento de colonización europea del mundo y que se perpetúa hoy en las formas imperialistas contemporáneas.
En Francia es particularmente manifiesta la ocultación de las jerarquías raciales, sin duda porque ahí la ideología nacional se construye en torno a la misión universalista (y civilizadora) del pueblo francés. En la época del Imperio las leyes de la República establecían una distinción estatutaria entre los «verdaderos» franceses, dotados de la ciudadanía, y los sujetos «indígenas» de las colonias, pero el propio Estado colonial prefería disimular la densidad racial de la noción de pueblo francés. Fuera de los grupúsculos de extrema derecha permanece la misma negación tanto en la derecha como en el seno de la inmensa mayoría de la izquierda. En efecto, si escribo «el pueblo francés es el pueblo francés blanco», me veré acusado de utilizar el mismo lenguaje que los identitarios supremacistas blancos. Por lo tanto, no puedo hacer otra cosa que escribirlo: ¡ el pueblo francés es el pueblo francés blanco ! Y para ser más preciso añadiría: europeo y cristiano de origen. Los demás, aquellos que no han tenido la suerte de nacer blancos, europeos y cristianos, forman y no forman parte del pueblo: son el tercer pueblo . Esto no es decir lo que diría un militante neonazi, sino decir lo que piensan más o menos claramente todos los franceses, decir, sobre todo, la realidad de las relaciones de poder y de las relaciones con las instituciones de poder de la mayoría blanca, europea y cristiana frente a la minoría surgida de la inmigración no europea.
Unas palabras más. El «pacto republicano» que concentra la ideología y las instituciones constitutivas del pueblo francés, estructurado en torno a la ciudadanía democrática, a un cierto compromiso social redistributivo y a la preeminencia nacional, se ha erigido en el cruce de muchos retos: los conflictos sociales y políticos internos de Francia, la competencia con los demás Estados imperialistas y la expansión colonial. El pueblo francés, el Estado francés, la nación francesa son productos de ello, es decir, están modelados por las relaciones de poder nacidas de la colonización. Ahora bien, hoy en día existen diferentes factores que ponen en aprietos este entramado: la globalización liberal y financiera, la institucionalización de la Unión Europea, la pérdida de influencia del imperialismo francés y la presencia cada vez mayor de una población no blanca, originaria de las colonias. Desde hace algunos años una de las razones, y no de las menores, de las políticas racialistas del Estado (ya esté dirigido por la derecha o por el Partido Socialista) es reafirmar la dimensión racial del pacto republicano para compensar los efectos perniciosos de estos factores que le minan y sobre los cuales tiene muy poca influencia. En nombre de la incompatibilidad de los «valores» de la República y/o de la «identidad nacional» con las «culturas» y las creencias de los franceses surgidos de la inmigración colonial, en nombre de la «necesidad» de controlar o de interrumpir los flujos migratorios, de preservar el empleo «francés», de luchar contra el terrorismo o la inseguridad, la noción de pueblo se ha reforzado en torno a unos supuestos «franceses de origen», blancos, europeos, cristianos. En otras palabras, esta política ambiciona reconstruir la noción ya bastante desafortunada de pueblo francés ahí donde es más fácil: contra los no blancos. Si algunas corrientes más nacionalistas hacen hincapié particularmente en el «origen», otras más liberales o globalizadoras destacan, siempre contra los no blancos, la referencia a una «identidad» blanca europea, fundamento de lo que sería un pueblo europeo[3]. Por su parte, a la izquierda radical le cuesta encontrar su camino frente a la crisis del pacto republicano, pero también frente a la ofensiva racialista de las fuerzas políticamente mayoritarias.
La inflexión nacional de la izquierda radicalA excepción quizá de los ecologistas y de algunas sensibilidades de extrema izquierda, actualmente se expresa un cierto discurso «soberanista» en todos los partidos. En el seno de las principales fuerzas presentes en el tablero electoral (UMP y aliados, PS y aliados, FN), esta retórica concuerda paradójicamente con la defensa de los principales mecanismos de la globalización liberal. Sin embargo, no se limita a su carácter demagógico electoralista, sino que también tiene una función más profunda, en este caso racial, desprovista de ambigüedad en su enfoque de las banlieues y de la inmigración.
La mayoría de las fuerzas organizadas de la izquierda radical no escapa al resurgimiento del paradigma nacionalista articulado en torno a las nociones de pueblo y de soberanía popular. Sin duda la expresión más manifiesta de esta tendencia es la reagrupación de la «izquierda de la izquierda» en torno al Frente de Izquierda y de Jean-Luc Mélenchon, disidente del Partido Socialista y aliado al Partido Comunista Francés, que desarrolla un discurso antiliberal y nacionalista en torno al tema de la «soberanía popular». En las últimas elecciones presidenciales Jean-Luc Mélenchon obtuvo el 11% de los votos gracias a una campaña que se podría resumir en dos fórmulas: «Viva el pueblo francés» y «El pueblo quiere el poder». Así, durante su campaña electoral hizo hincapié en la soberanía de la que el pueblo francés era desposeído por las lógicas liberales de la globalización, las instituciones financieras internacionales y el Banco Central Europeo. Aunque evitó cuidadosamente sustituir la noción de soberanía popular por la de soberanía nacional, sin embargo trató de destacar los principales símbolos del nacionalismo francés (bandera tricolor, la Marsellesa, mito de Francia como nación de los derechos humanos y de lo universal...), además de se referirse constantemente a la noción de «patria». Es más, marcó su voluntad de reafirmar la independencia nacional de Francia la cual, en su opinión, se confunde ampliamente con la restauración de su papel de potencia a escala internacional, con la fuerza expansionista de su economía, la explotación de la inmensidad de su espacio marítimo y de su presencia (¡colonial!) en los cuatro rincones del mundo, las herramientas de su influencia cultural como las instituciones de la francofonía, su potencia militar y su red de alianzas cuya renovación en dirección de las «potencias emergentes» debería permitir desmontar su actual subordinación a Estados Unidos[4]. En efecto, Jean-Luc Mélenchon retomó algunas reivindicaciones sociales que ponen de relieve su compromiso de izquierda; se opuso a la anarquía liberal y a una globalización financiera incontrolable que tienen unos efectos desastrosos sobre las clases populares; también denunció el expansionismo y la arrogancia de Estados Unidos. Sin embargo, su proyecto se inscribe en la perspectiva nacional-imperialista de constituir un nuevo polo internacional en el seno del cual Francia desempeñaría el papel fundamental. Entonces podría recuperar su esplendor perdido. Se explica así el carácter equívoco de la noción de pueblo tal como figura en el discurso de la izquierda mélenchonista. En él la ciudadanía y la soberanía popular se articulan estrechamente con la soberanía nacional, ella misma condición y finalidad de una política de fuerza. Por consiguiente, el pueblo no aparece como sinónimo de clases subalternas sino como la forma a través de la cual las clases subalternas son solidarias de la República imperialista por medio de la rehabilitación del viejo pacto republicano (tal como este se idealiza en todo caso, es decir, asociando ampliación de los derechos democráticos, mecanismos de redistribución social y nacionalismo). La política de Mélenchon respecto a las poblaciones surgidas de la inmigración y de los barrios populares encuentra ahí su coherencia. Mientras que las formaciones políticas adictas al neoliberalismo, incapaces de preservar los dispositivos sociales, tratan de reforzar la dimensión racial del antiguo pacto republicano, la estrategia de Mélenchon se inscribe en la lógica inversa que consiste en privilegiar sus dimensiones ciudadanas, redistribuidoras y nacionales en vez de sus lógicas raciales. Así, aunque no pierda una cierta prudencia, sin duda para cuidar a su electorado blanco, se permite defender los derechos democráticos y sociales dde la inmigración y de los habitantes de los barrios populares, y en ello se distingue de la derecha y del Partido Socialista. Al mismo tiempo, para él no se trata en absoluto de tolerar el menor cuestionamiento de la «República Una e indivisible» y de sus «principios» que, según él, son fundamentos imprescindibles de la soberanía del pueblo y de la matriz nacional francesa.
Por consiguiente, Mélenchon solo puede proponer a los franceses negros, árabes y musulmanes una asimilación en el seno del «pueblo Uno e indivisible», de las instituciones que lo constituyen, de su cultura dominante, de su historia «nacional» y de sus normas. Así, por citar solo este ejemplo, no duda en negar toda pertinencia a la noción de islamofobia y en reemplazar la campaña en defensa de la laicidad, es decir, un instrumento de relegación de las poblaciones musulmanas y de estigmatización de una religión que se considera invasora y amenazante respecto a la norma francesa, blanca, cristiana y europea. Ahora bien, este enfoque asimilacionista, que se ejerce contra los musulmanes o los otros grupos surgidos de la inmigración colonial, significa concretamente su exclusión fuera del pueblo. En otras palabras, aunque su ambición sea representar al conjunto de las poblaciones desfavorecidas de Francia, la noción de pueblo en la acepción dominante en el seno del Frente de Izquierda contribuye a preservar el estatuto de no ciudadano de los negros, los árabes y los musulmanes, es decir, la relegación fuera del campo político de una amplia franja de las clases sociales más desfavorecidas. Un ejemplo elocuente: los acerbos comentarios del líder del Frente de Izquierda a propósito de una reciente revuelta en el banlieue de Amiens en el que están particularmente presentes las poblaciones surgidas de la inmigración. El motivo de la revuelta, que se desencadenó por un banal control de carretera, fue el acoso policial del que son víctimas permanentemente los habitantes de los barrios populares, más particularmente si no son blancos. Como suele ocurrir en este tipo de circunstancias, se quemaron una escuela y varios coches mientras que dieciséis policías resultaron heridos a consecuencia de violentos enfrentamientos. Sin encontrar la menor justificación para la cólera de los amotinados, Jean-Luc Mélenchon los calificó simple y llanamente de «cretinos», de «payasos» y de «lacayos del capitalismo». Durante un debate que tuvo lugar en los «Estivales Ciudadanos 2012 del Frente de Izquierda», Félix Boggio Éwanjé-Épée y Stella Magliani-Belkacem dieron en el clavo del problema: «¿Qué hay detrás de los términos extremadamente violentos y descalificadores de Jean-Luc Mélenchon? Lo que está detrás de estos insultos es la idea de que estos jóvenes no son del “pueblo” que reúne su proyecto, que esta revuelta no es legítima. Es tachar de falsas las exigencias de estas revueltas[5]».
Desde el punto de vista de una política de izquierda asociada a reunir a «los de abajo», la referencia a un pueblo homogéneo o potencialmente homogéneo es a todas luces un callejón sin salida. Mientras que para las poblaciones surgidas de la inmigración la asimilación nacional en el seno de un mismo «pueblo francés» no está a la orden del día, la imposición de la idea nacional, connotada racialmente, sigue siendo extremadamente fuerte en el seno de las clases subalternas «de origen». No es serio negarse a tenerlo en cuenta, como hacen los militantes de izquierda que consideran que todo se resuelve en la cuestión socioeconómica y que las malvadas ideologías («comunitaristas» y nacionales-racistas) se evaporarán en la dinámica de las luchas sociales. Este enfoque choca con las razones que incitan a tantos trabajadores y parados a votar contra sus «intereses objetivos», estas razones que tienen tanto que ver con las nociones de respeto, de honor, de dignidad y de reconocimiento social.
¿Cómo ser francés sin serlo?La dificultad estratégica no es menos grave desde el punto de vista de los «colonizados del interior». Ya se planteaba en el Estados Unidos segregacionista. Malcolm X replicaba a los líderes negros integracionistas: «Pero, tío, ¿cómo puedes tomarte por estadounidense cuando en este país nunca se te ha tratado como estadounidense? [...] Supongamos que hay diez hombres a la mesa cenando y que entro y voy a sentarme a su mesa. Ellos comen pero ante mí hay un plato vacío. ¿El hecho de que estemos todos sentados a la misma mesa basta para hacernos a todos comensales? Yo no ceno mientras no me dejen tomar mi parte de la cena. Para cenar no basta con estar sentado a la misma mesa que los comensales[6]». Esto es exactamente lo que expresaban a su manera las revueltas de noviembre de 2005 rompiendo ostensiblemente ante las cámaras de televisión sus documentos de identidad franceses. Malcolm tuvo muchas ocasiones de repetir esta metáfora. La volvemos a encontrar en los discursos que pronunció como portavoz de la Nation of Islam , cuando defendía la perspectiva separatista, pero la seguirá utilizando después aunque hubiera renunciado al separatismo. A partir de entonces utilizará la noción de afroamericanos para designar a los negros estadounidenses, no para significar que a partir de entonces negros y blancos formaban parte de un mismo pueblo, de una misma nación, sino, por el contrario, para marcar la diferencia y afirmar la necesidad de que los negros dispusieran por sí mismos de formas de autoridades autónomas participando al mismo tiempo con los blancos de una misma soberanía popular. Malcolm murió sin haber resuelto las cuestiones que planteaba este enfoque[7].
En Francia se plantean las mismas preguntas. Cuando se es una minoría racial, ¿cómo concebir una política propia en un espacio institucional común a toda la población[8]? Esta pregunta estratégica es tanto más complicada cuanto que se plantea de manera diferente si uno se sitúa desde el punto de vista de los blancos mayoritarios o desde el punto de vista de los neoindígenas. Solo podrá encontrar una respuesta común a toda la población francesa como culminación de un proceso descolonial que implique durante un largo periodo transitorio un compromiso dinámico y conflictivo entre el pueblo y los pueblos de Francia, basado en una recomposición de la comunidad política que tenga en cuenta e institucionalice las múltiples referencias nacionales, culturales o identitarias. Una política alternativa de izquierda no puede contentarse con una política de inmigración no represiva ni con tomar medidas contra las discriminaciones raciales. Por supuesto, todo esto es imperativo, lo mismo que es necesario poner fin al compromiso del Estado francés con las políticas imperialistas. Pero si la izquierda quiere ser eficaz, también tendrá que admitir que no se ahorrará otra política de «la identidad nacional». Utilizo a propósito este término que la derecha sarkozista ha instrumentalizado para justificar su política racial. Y es que en realidad la respuesta que se le dio era muy insuficiente. En efecto, no bastaba con desvelar sus finalidades ni con denunciar sus mistificaciones. Por el contrario, habría que estudiarlo para volver a plantear la cuestión nacional desde un punto de vista descolonial[9], introducir el plural de la noción de pueblo, asociar en el seno de una definición renovada de la soberanía popular la redistribución de los poderes económicos y sociales a la redistribución de los poderes culturales y simbólicos. Afirmar que en Francia todas las culturas tienen hoy derecho a florecer apenas tiene sentido si a semejanza de la «cultura francesa» dominante estas otras cultura no «penetran» en el Estado, si no emergen igualmente unas formas legales de «autodeterminación» que garanticen a las minorías la autoridad necesaria para desarrollar sus culturas y su visión del mundo. El principio de los derechos culturales colectivos, parcialmente reconocido hoy para las minorías regionales, podría serlo también para las minorías sin territorio. Por otra parte, pretender que en Francia todas las confesiones tienen los mismos derechos es una superchería que la izquierda tiene que denunciar urgentemente, no para «radicalizar» la laicidad, sino para considerar por fin las creencias religiosas necesidades sociales legítimas.
Otra gran cuestión es seguramente la de «la historia de Francia» y de su función nacionalizante y racializante. No se trata de dejar a la historia de las minorías un huequito en los manuales escolares ni de «reconciliar las memorias» (¿cómo reconciliar la memoria de los colonos y la de los colonizados?) ni tampoco de dejar la historia a los historiadores, es decir, de extraerla de la política, sino de devolver a las historias múltiples de las poblaciones francesas todo su lugar en el Estado y en la sociedad.
Esto no son sino unas cuantas pistas que piden ser profundizadas, ampliadas y precisadas para concebir en el dominio de la «identidad» lo que se podría decir en términos de compromiso dinámico, susceptible de abrir el horizonte de la descolonización. Para la izquierda la cuestión no es renovarse ni ser más radical en una matriz que finalmente permanece sin cambiar, sino emprender una auténtica revolución cultural en su propio seno. No dudo de la generosidad de algunos de sus componente, pero en política la generosidad nunca está muy lejos del paternalismo y este de la dominación. Por consiguiente, la izquierda tendrá que romper con la ilusión de su propia universalidad, al igual que tendrá que aprender que ella no es la expresión de un mismo pueblo de los oprimidos sino una expresión entre otras de un privilegio blanco contra el que tiene que aprender a luchar si aspira a hacer que sea concebible una alianza política entre las clases populares blancas y las clases populares surgidas de la inmigración en torno a un proyecto susceptible de asentar la soberanía efectiva de un pueblo a la vez uno y múltiple.

Les Indigènes de la République (http://www.indigenes-republique.fr/)
[Este texto, que se reproduce con la amable autorización de la editorial La Fabrique, está extraído del libro Qu’est-ce qu’un peuple, Alain Badiou, Judith Butler, Georges Didi-Huberman, Sadri Khiari, Pierre Bourdieu y Jacques Rancière, París, 2013.]
[Traducido del francés para Botxe Kolektiboa por Beatriz Morales Bastos.]
Notas
[1] Barrio en el extrarradio de París.
[2] Me parece que se puede afirmar que en la democracia estadounidense la ciudadanía está sobre todo individualizada, mientras que en la República francesa es más colectiva, identificada con la soberanía popular.
[3] Traté de apuntalar esta hipótesis en La Contre révolution coloniale en France. De de Gaulle à Sarkozy, La Fabrique, París, 2009.
[4] Véase sobre todo J.-L. Mélenchon: «Une défense souveraine et altermondialiste», Revue Défense Nationale, nº 749, abril de 2012.
[5] Félix Boggio Éwanjé-Épée y Stella Magliani-Belkacem: Les luttes de l’immigration postcoloniale dans la «révolution citoyenne» (http://www.contretemps.eu/interventions/luttes-immigration-postcoloniale-dans-%C2%ABr%C3%A9volution-citoyenne%C2%BB). Las declaraciones de Jean-Luc Mélenchon también suscitaron la excelente reacción de algunos militantes del Frente de Izquierda, miembros de una de las corrientes surgidas del Nuevo Partido Anticapitalista: Cédric Durand, Razmig Keucheyan, Julien Rivoire, Flavia Verri, Jean-Luc Mélenchon, vous avez tort sur les émeutes d’Amiens-Nord, (http://www.rue89.com/rue89-politique/2012/08/31/jean-luc-melenchon-vous-avez-tort-sur-les-emeutes-damiens-nord-234968).
[6] Malcolm X: Le Pouvoir noir, La Découverte, p. 208.
[7] En mi último ensayo abordo estas cuestiones: S. Khiari: Malcolm X, stratège de la dignité noire, Amsterdam, París, febrero de 2013.
[8] S. Khiari: «Nous avons besoin d’une stratégie décoloniale», en Races et capitalisme, coordinado por Félix Boggio Éwanjé-Épée y Stella Magliani-Belkacem, Syllepse, París, 2012.
[9] He entablado una reflexión sobre la cuestión en Pour une politique de la racaille, Textuel, París, 2006.
Fuente original: http://www.matxingunea.org/media/html/khiari_el_pueblo_y_el_tercer_pueblo.html

martes, 7 de abril de 2015

Programa 2015

escudo_isp      

Instituto Superior del Profesorado
“Dr. Joaquín V. González”
 
 




 

INSTITUTO SUPERIOR DEL PROFESORADO “DR. JOAQUÍN V. GONZÁLEZ”




Nivel: Terciario


Carrera: Profesorado en  Historia


Trayecto / ejes: (disciplinar)

Instancia curricular (materia): PREHISTORIA Y ARQUEOLOGÍA


Cursada: Anual


Carga horaria (horas cátedra semanales): 5 hs

Profesor/a:

Profesora Titular:
Dra. Ana María Rocchietti

Ayudantes de Trabajos Prácticos
Lic. Flavia Balbachan
Prof. Ariel Ponce
Prof. César Borzone
Prof. Jimena Ardaiz

Año: 2015

                                                       

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Arte Paleolítico de la cueva de Lascaux


CURSO 2015

CIBER CONTACTO DE LA CÁTEDRA

Fundamentación

El Programa correspondiente a este curso lectivo pone énfasis en el desarrollo de la vida y de la Humanidad. Destaca los estudios sobre la sociedad, la cultura y la historia. Procura que el estudiante acceda a estas problemáticas desde una perspectiva de totalidad y pretende que pueda realizar una síntesis rigurosa y aplicable a la educación.

Señala la importancia que ha adquirido la arqueología en las dos últimas décadas y su contribución al conocimiento de los orígenes de la Humanidad, el desarrollo de las sociedades no occidentales y su sometimiento al colonialismo europeo. Pone el acento en las ciencias de la vida y los problemas de índole ética que ellas plantean en este momento histórico, especialmente en relación con el racismo y la biopolítica.

De acuerdo con los principios de la interculturalidad crítica, dedica un tramo importante a la arqueología americana de los tiempos precolombinos como forma de aproximarse a la historia y cultura de los pueblos originarios.

Confía en los resultados exitosos de la exploración hipertextual de los estudiantes con aplicación de las nuevas técnicas informáticas.

                                   


Objetivos generales


Que el estudiante:

  1. Conozca la información que se posee sobre la prehistoria humana
  2. Se interiorice en la metodología científica
  3. Trasponga los conceptos antropológicos y arqueológicos a la práctica docente
  4. Desarrolle actitudes interculturales

Objetivos específicos

Que el estudiante:

  1. Desarrolle habilidades para el manejo de la información social, cultural y arqueológica
  2. Establezca relaciones entre conceptos y teorías antropológicas y arqueológicas
  3. Aprenda estrategias de investigación y diseño de proyectos institucionales
  4. Alcance autonomía en la formación del conocimiento histórico y antropológico
  5. Valore los acontecimientos históricos del tiempo largo (físico, biológico y humano) y la imbricación de lo nuevo con lo viejo.
  6. Elabore un pensamiento crítico sobre el racismo.
  7. Encuentre su rol intercultural en escuelas cuyas aulas estén abiertas a la problemática de su diversidad cultural.
  8. Se interiorice sobre las consecuencias prácticas de los giros lingüístico, histórico y ético de las ciencias sociales y humanas.
  9. Problematice su rol como agente en la preservación y comunicación del patrimonio cultural


Modalidad de desarrollo


El curso  se desarrollará de acuerdo con la modalidad de Unidades de contenidos conceptuales, las cuales proveerán al estudiante de síntesis temáticas, perspectivas originales sobre el pasado histórico y prehistórico, la biología humana y las sociedades. El estudiante recibirá una Guía de Estudio relacionada con la bibliografía indicada en cada Unidad.

PALABRAS – CLAVE

Método Científico y Arqueología- Universo – Tierra y Vida - Paleontología humana – Proceso de Hominización – La sociedad humana – Los pueblos americanos precolombinos – Derechos de los Pueblos Originarios – valor educativo del conocimiento prehistórico – Racismo - Biopolítica

 

UNIDADES DE CONTENIDO
Unidad introductoria. El patrimonio arqueológico
Objetivo específico: relacionar el pasado arqueológico con el mundo contemporáneo
El mundo contemporáneo: globalización, etnicidad y culturas híbridas. El estudio de la sociedad. América Latina como cultura. La política del pasado, el pasado como política. La arqueología como ciencia de la Modernidad.  La patrimonialización de la cultura. El nuevo lugar de los pueblos originarios. Las nacionalidades precolombinas. La Interculturalidad, teoría y práctica.
Bibliografía
Khiari, S. 2014 El pueblo y el Tercer Pueblo. En A. Badiou et al ¿Qué es un pueblo? Eterna Cadencia. Editora. Buenos Aires.
Aime, M. 2015 Cultura. Adriana Hidalgo Editora. Buenos Aires.
García Canclini, Néstor 2004 Diferentes, desiguales y desconectados. Mapas de la interculturalidad. Gedisa. Buenos Aires.
Díaz Polanco, Héctor 2000 Etnia, clase y cuestión nacional. En Díaz Polanco, H. (comp) Etnia y Nación en América Latina.  Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. México.
Rocchietti, A, M. 2011 El Desierto Inacabable y una Historia Sudamericana. Universidad Nacional de Río Cuarto. Serie Lo Fundamental. Editorial de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Río Cuarto.
Unidad 1. ¿Qué sucedió en la Prehistoria?
Objetivo específico: introducir al estudiante en el campo de investigación de la Naturaleza y de la Sociedad humana.
Información sobre: los sucesos de la Prehistoria. La historia antes de la Historia. Cómo llegó la Humanidad a ser Humanidad. El papel del cerebro y del trabajo. La cultura y el malestar de la cultura.
Clottes, J. 2008  La prehistoria explicada para jóvenes. Paidós. Barcelona – Buenos Aires.
Carbonell, E. 2008 La conciencia que quema. Ara LLibres. Barcelona.
Feyerabend, P. 2013 Filosofía Natural. Editorial Debate. Buenos Aires.
Rocchietti, A. M. 2009 Del origen de las espacies al malestar de la cultura. Ms.
Unidad 2. La Prehistoria Humana
Objetivo específico: introducir al estudiante en las problemáticas geológicas, paleontológicas y genéticas de la evolución de las especies.
La vida. Poiesis y evolución. Historia de las Ciencias del Universo, la vida y el hombre.
Indicios de la vida antigua. Los fósiles. Interpretación de las rocas. Evolución de la vida y evolución del hombre.
Bibliografía
Tarbuck, E. J. y F. K. Lutgens 2003 Ciencias de la Tierra. Prentice Hall. Madrid.
Southwood, La historia de la vida. Editorial El Ateneo. Buenos Aires.
Morin, E. 2000 Introducción a una política del hombre. Gedisa. Buenos Aires.
Mairesse, F. 2013 El museo híbrido. Ariel. Buenos Aires.
Unidad 3. La arqueología
Objetivo específico: introducir al estudiante en el campo disciplinar de la Arqueología.
Arqueología, ciencia de la sociedad, de la historia y de la vida. Las arqueologías actualmente desarrolladas. Métodos y técnicas de la arqueología. Marcos teóricos. Registro arqueológico. Datación radiocarbónica y otros métodos para asignar cronologías. Las secuencias ecológicas y climáticas del Cuaternario.
Bibliografía:
Rocchietti, A.M. 1997 Arqueología: una perspectiva latinoamericana. Jornadas Cuenca del Plata. Escuela de Antropología. Facultad de Humanidades y Artes. Universidad Nacional de Rosario. Rosario.
Novas, F. E. 2006 Buenos Aires, un millón de años atrás. Siglo XXI. Buenos Aires.
Schávelzon, D. 2011 Viejos son los trapos. Siglo XXI. Buenos Aires.
Renfrew, C. y P. Bahn 1993 Arqueología. Teorías, métodos y práctica. Akal. Madrid.
Pernicone, Verónica y Ana Maria Rocchietti (compiladoras) 2008 Arqueología y educación. Tercera en Discordia. Buenos Aires.
Unidad 4. La arqueología y la sociedad
Objetivo específico: introducir a los estudiantes en las problemáticas de la antropología y la sociología y su aplicación a la arqueología.
Qué es la sociedad, la cultura, la Nación, el pueblo, la tribu. Las teorías clásicas y post-clásicas sobre la sociedad y la cultura. La antropología como ciencia de la diversidad. Historia de las teorías antropológicas clásicas.. La colonización de las almas. El buen y el mal salvaje como eje del pensamiento político occidental. El racismo. El malestar en la cultura.
Bibliografía:
Augé, Marc y Jean P. Colleyn 2006  ¿Qué es la antropología? Paidós. Buenos Aires.
Eliade, Mircea 1991 El mito del Buen Salvaje. Almagesto. Buenos Aires.
Rosaldo, R. 2011 La narrativa en la etnografía. En A. Grimson, S. Merenson y G. Noel (compiladores) Antropología ahora. Siglo XXI.
Bartolomé, Miguel 2007 Librar el camino. Relatos sobre antropología y alteridad. Artes Gráficas. Buenos Aires.
Rocchietti, A. M., G. Pérez Zavala y J. Pizzi 2012 Las bases histórico-políticas de la interculturalidad. Centro de Investigaciones Precolombinas y Universidad de Santiago de Chile. Buenos Aires.
Foucault, Michel  1996 Genealogía del racismo. Caronte Ensayos. Buenos Aires.
Unidad 5.  La biología humana
Objetivo específico: analizar el aporte de la teoría darviniana al avance de la ciencia del hombre.
Aportes de la teoría de la evolución a la ciencia. Consecuencias para las dimensiones del conocimiento, la moral y la ideología. Biografía de Darwin. Selección natural, selección artificial, lucha por la existencia, divergencia evolutiva. Variación. Paleontología de la vida. Problemas epistemológicos de la teoría de Darwin. Problemas ideológicos y filosóficos. Extrapolación al análisis social. Consecuencias. Método hipotético deductivo. Modelo newtoniano.
Levinas, Marcelo L. 2006 Las imágenes del Universo.  Una historia de las ideas del cosmos. Siglo XXI. Buenos Aires.
Harari, D. y D. Mazatelli 2011 100 años de relatividad. Eudeba. Buenos Aires.
Ruse, Michael 2009 Charles Darwin. Katz. Buenos Aires.
Elredge, Niles 2009 Darwin. El descubrimiento del árbol de la vida. Katz. Buenos Aires.
Makinistián, Alberto A. Desarrollo histórico de las ideas y teorías evolucionistas. El Aleph. Prensas Universitarias de Zaragoza. Zaragoza.
Coppens, I. 2009 La historia del hombre. Tusquets. Barcelona.
Jablonska, E. y M. J. Lamb 2013 Evolución en cuatro dimensiones. Editorial Capital Intelectual. Buenos Aires.
Tattersall, I. 2013 Los señores de la tierra. La búsqueda de nuestros orígenes humanos. Pasado-Presente. Barcelona.
Arsuaga, Juan Luis 2003  El enigma de la esfinge.  Las causas, el curso y el propósito de la evolución.  Debolsillo. Barcelona.
Domínguez-Rodrigo, M. 1996 En el principio de la Humanidad. Editorial Síntesis. Madrid.
Carbonell, Eduald (coordinador) 2005 Homínidos: las primeras ocupaciones de los continentes. Ariel. Barcelona.
Unidad 6. Las sociedades de cazadores y de campesinos
Objetivo específico: presentar las principales teorías jurídicas, políticas y antropológicas sobre el pasado prehistórico y etnográfico.
La sociedad paleolítica y los imaginarios europeos. Teoría política y social derivada del hombre paleolítico. Ideología general sobre los pueblos etnográficos y prehistóricos. La periodificación paleolítica y mesolítica. Tecnología y  arte paleolítico. La producción  de alimentos y la acumulación de excedentes. Los campesinos. El granero como  base material de la nueva sociedad. Interrogantes sobre el origen de la domesticación. Bases tecnológicas. Oriente y el Nuevo Mundo. Aldeas autosuficientes y Estado despótico. El papel del trueque.
Bibliografía
Gamble, C. 1996  El poblamiento paleolítico de Europa. Crítica. Barcelona.
Stringer, C. y C. Gamble 1996 En busca de los Neandertales. Crítica. Barcelona.
Carbonell, Eduald (coordinador) 2005 Homínidos: las primeras ocupaciones de los continentes. Ariel. Barcelona.
Eiroa, Jorge J. 2000 Nociones de Prehistoria General. Ariel. Barcelona.
Cunliffe, B. 1998 Prehistoria de Europa. Crítica. Barcelona.
Renfrew, C. y P. Bahn 1993 Arqueología. Teoría, métodos y práctica.  Akal. Madrid.
Groenen, M.  2000 Sombra y luz del arte paleolítico. Ariel. Barcelona.
Harris, M. 1986 Caníbales y Reyes. Salvat. Barcelona.
Unidad 7. Las Américas y la Civilización.
Objetivo específico: introducir al alumno en el conocimiento de la prehistoria, etnografía  y etnohistoria americanas
El poblamiento de América y las sociedades cazadoras-recolectoras del Pleistoceno tardío y Holoceno temprano. La colonización de ambientes. Las sucesivas transformaciones sociales y económicas: el arcaico y el formativo temprano en Mesoamérica y en los Andes. Las grandes civilizaciones de Mesoamérica y Perú.
Bibliografía
Popol Vuh. Libro Sagrado de los maya. Ediciones Libertador. Buenos Aires.
Mandrini, R. 2013 América Aborigen. Siglo XXI. Buenos Aires.
Lumbreras, L, G. et al 2008 Económica Prehispánica. Instituto de Estudios Peruanos. Lima.
Bonilla, H. 2005 El futuro del pasado. Las coordenadas de la configuración de los Andes. Fondo editorial del  Pedagógico San Marcos. Instituto de Ciencias y Humanidades. Lima.
Rostworowski, M. 1993 Ensayos de historia andina. Elites, etnias, recursos. Instituto de Estudios Peruanos. Lima.
Flores Ochoa, J. 1999 Sobre el origen del Estado Andino. Anti, año 1, número 2. Centro de Investigaciones Precolombinas. Buenos Aires.
Williams, V. et al 2007 Sociedades Precolombinas Surandinas. Temporalidad, Interacción y Dinámica cultural del NOA en el ámbito de los Andes Centro-Sur. Artes Gráficas Buschi. Buenos Aires.
Unidad 8.  Procesos de descolonización e Interculturalidad
Objetivo específico: que el estudiante conozca los fundamentos teóricos y políticos de la interculturalidad.
Interculturalidad. Educación intercultural: fundamentos antropológicos de la diversidad. Sociedad y cultura y experiencia de la diversidad. Derechos Humanos, diversidad cultural y desarrollo económico.
Bibliografía
Mires, F. 2006  La colonización de las almas. Misión y conquista en Iberoamérica. Libros de la Araucaria. Buenos Aires.
Bravo, P. A. 2013 Pueblos Originarios. Aportes para la construcción de una sociedad multicultural. EDIAR. Buenos Aires.
Frites, Eulogio 2011 El derecho de los pueblos indígenas. PNUD – Rosa Guarú – INADI. Buenos Aires.
Rocchietti, Ana 2008 Bajo Fuego: sociedad y cultura en la Frontera del Sur. Universidad Nacional de Río Cuarto. Río Cuarto.
Borzone, C. A. y A. Coll 2008 Patrimonio arqueológico y procesos de mercantilización. La relación entre Estado, los Pueblos Originarios y la Comunidad Científica. En A. M. Rocchietti, Y. Martini y Y. Aguilar (compiladoras) Patrimonio cultural. Perspectivas y aplicaciones. Universidad Nacional de Río Cuarto. Río Cuarto.
Ponce, Ariel. 2012. La influencia de los contextos interculturales en un museo de la Argentina. En: Revista ANTI • Núm. 11 • Diciembre de 2012. http://anti-cip.org/doc/anti11.pdf
Ponce, Ariel Guillermo.  El consejo educativo autónomo de pueblos indígenas y la educación intercultural en la provincia de Buenos Aires: el diagnóstico de Luis Pincen. En: María Teresita de Haro, Ana María Rocchietti, María Andrea Runcio, Odlanyer Hernández de Lara y María Victoria Fernández (Editores), 2013, Formaciones Sociales de América Latina: aproximaciones desde el pasado y el presente.Centro de Investigaciones Precolombinas y Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires.
Quijano, A.  2005 El Movimiento indígena y las cuestiones pendientes en América Latina.  Revista Tareas, Nro. 119, enero-abril. CELA, Centro de Estudios Latinoamericanos, Justo Arosemena, Panamá, R. de Panamá. 2005: 31-62.  Disponible en la World Wide Web: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/libros/tar119/quijano.rft.
Rocchietti, A. M. 2006 Crítica de la razón patrimonialista. XV Congreso Nacional de Arqueología. Editorial de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Río Cuarto.
Rodríguez, M. E. 2013 Cuando los muertos se vuelven objetos y las memorias bienes intangibles. Tensiones entre leyes patrimoniales y derechos de los pueblos indígenas. En C. Crespo (compiladora) tramas de laq diversidad. Patrimonio y Pueblos Originarios. Editorial Antropofagia.
4. METODOLOGIA DE TRABAJO
Los pasos de desarrollo del curso serán los siguientes:
1.      Asistencia a clases teóricas y prácticas
2.      Lectura de la bibliografía que se indicará en clase
3.      Aplicación de técnicas de estudio comprensivo mediante una Guía de estudio por cada Unidad.
4.      Presentación de trabajos de aplicación indicados en las Guías de Estudio.
5.      El estudiante estudiará por Proyectos. Se explicará en clase en qué consisten.

6        EVALUACION
Los aprendizajes de los estudiantes se evaluarán mediante dos parciales y examen final. Los parciales deberán alcanzar como mínimo seis puntos. Tendrán recuperatorio.
Los exámenes finales y libres se harán de acuerdo con las normas que los reglan en el Instituto Superior del Profesorado Dr. Joaquín V. González.

5.1. REQUISITOS PARA LA OBTENCIÓN DE LAS DIFERENTES CONDICIONES DE ESTUDIANTE (regular, promocional, vocacional, libre).
El alumno regular deberá asistir al 60 por ciento de las clases y aprobar los exámenes parciales.
El curso no es promocional.
El alumno libre deberá cumplir los requisitos que establece el Instituto Superior de Profesorado Dr. Joaquín V. González.

6. BIBLIOGRAFÍA
6.1. BIBLIOGRAFIA OBLIGATORIA
Se especifica en cada unidad.
6.2. BIBLIOGRAFIA DE CONSULTA
Se indicará en clases teóricas y prácticas.






Dra. Ana María Rocchietti
Marzo 2015.