lunes, 24 de agosto de 2009

La Participacion Social y la Popularizacion de la Arqueologia

LA PARTICIPACIÓN SOCIAL Y LA POPULARIZACIÓN DE LA ARQUEOLOGÍA: REFLEXIONES SOBRE LA INTERACCIÓN ARQUEÓLOGO-COMUNIDAD.
Cristian JACOB∗
Marina SPROVIERI*
En la actualidad la crítica y el cuestionamiento social se encuentran instalados en diversos ámbitos de la sociedad (culturales, políticos y socioeconómicos) y la arqueología como ciencia social no puede permanecer ajena a tal situación. Nos enfrentamos con una disciplina comprometida, crítica y vinculada estrechamente al contexto particular e histórico en el que se inserta (Shanks y Tilley 1987, Hodder 1999). Puesto que la arqueología no escapa a los procesos ideológicos y culturales de su contexto de producción, su propósito no es meramente el de generar un conocimiento científico del pasado e interpretarlo, sino el de propiciar un campo de discusión sobre las distorsiones y manipulaciones del discurso histórico en el presente. La arqueología, como cualquier otro discurso, crea conocimientos producidos por agentes integrantes de la sociedad y es, por lo tanto, práctica social sujeta a los intereses de los que participan en ella. De esta manera interviene activamente en la relación dialéctica del pasado con el presente al servicio de la reconstrucción social en la actualidad.
La visión del pasado generada a partir de la arqueología es subjetiva y puede variar a través del tiempo y depender de circunstancias sociohistóricas cambiantes, por lo cual no podemos manifestar la presencia de un único y estático pasado sino que existen diferentes reconstrucciones del mismo surgidas desde marcos políticos, económicos, sociales, religiosos y étnicos diversos (Hodder 1994, 1999, Zarankin 2000). Si se reflexiona sobre el lugar que ocupamos como científicos dentro de la sociedad tomaremos conciencia de los condicionamientos objetivos, actuales e históricos que poseemos como cualquier otro agente social. Es decir, el arqueólogo se encuentra vinculado a una disciplina científica y académica, representa a un sector favorecido de la sociedad (profesionales) y como tal responde a constreñimientos incorporados por su posición dentro de la estructura académica y por una trayectoria individual. Sin embargo, desde esta posición ¿cómo podríamos entonces explicar los fenómenos sociales que nos ocupan?. En primer término, investigar implica poner en cuestión la propia práctica del analista y ejercitar una constante reflexividad y autocrítica (Hodder 1999).
En relación a esto Bourdieu (2000) plantea:
"El sesgo más profundo y peligroso, es el sesgo intelectualista, aquel que lleva a concebir el mundo como un espectáculo a ser interpretado y no como un conjunto de problemas concretos que reclaman soluciones prácticas."
Ahora bien, estos condicionamientos producto de la inserción social del investigador no constituyen para Bourdieu un obstáculo epistemológico insuperable sino que más bien contamos con elementos adecuados para evaluar los sesgos de las producciones científicas haciendo evidentes las relaciones de poder y los mecanismos de disputa inherentes a las mismas.
Si planteamos que el conocimiento y la reconstrucción del pasado son contingentes y múltiples debemos reconocer la existencia y validez de otros discursos en este presente multicultural. Entonces es necesaria una arqueología sensible a su contexto cultural, abierta a la multivocalidad y al diálogo que conduzca al cambio social (Hodder 1994,1996). El reconocimiento de múltiples voces y significados en la realidad social presente llevará a aceptar interpretaciones alternativas y a generar una arqueología más pluralista (Jones 2000). No se propone un relativismo extremo que acepte la validez de cualquier argumentación alternativa que impida la construcción de un corpus teórico general, sino que se pretende dar espacio y voz a los sectores sociales minoritarios en la transformación de los discursos dominantes y en la acción política. La apropiación y significación del pasado constituyen elementos fundamentales en la definición, mantenimiento y modificación de identidades culturales y posiciones sociales (Curtoni y Endere 2000, De Certeau 2000). Por lo tanto ha sido históricamente disputado por diversos grupos de interés y ha jugado un rol crucial en el desarrollo de sistemas políticos e ideológicos determinados. Frecuentemente la arqueología constituyó parte de la ideología de Estado ya que esta disciplina se ha encontrado vinculada con la recuperación y construcción de un pasado nacional (McGuire 1999, McGuire y Navarrete 1999).
Es ingenuo pensar que el pasado se encuentra hoy día igualmente accesible a todos los individuos o grupos sociales, contrariamente se halla directamente asociado a los sectores dominantes. Entonces, ¿Cómo pueden los grupos alternativos deseosos de participar en la interpretación arqueológica tener acceso a un pasado que esta encerrado intelectual e institucionalmente?. Concretamente se deben proveer los medios y mecanismos de acceso e interacción con el pasado arqueológico de diferentes maneras. No se trata sólo de popularizar el pasado, sino de alterar las relaciones de producción del conocimiento arqueológico en estructuras más democráticas (Hodder 1996). La producción arqueológica se ha encontrado tradicionalmente restringida al campo científico y universitario, y su divulgación se limitó a textos académicos y exposiciones en congresos, jornadas, etc. Entonces, si reconocemos la existencia de otros públicos
∗ Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, UBA
que residen fuera del ámbito académico, debemos sin embargo examinar la audiencia a la cual nos dirigimos y los recursos comunicativos que utilizamos para alcanzarla. Ante todo debe tenerse en consideración que los medios de educación y difusión se hallan en manos de los sectores medios de la sociedad, profesionales e intelectuales que responden a políticas estatales preestablecidas, por lo tanto, retomando a Bourdieu (2000), es necesario reflexionar sobre los métodos utilizados y los parámetros socioeconómicos y culturales de nuestro potencial público. Se considera a los Museos y Universidades como vías fundamentales de divulgación del pasado, no obstante sus características estructurales condicionan su alcance comunicativo. Como sostienen McGuire y Navarrete (1999) actualmente se ha popularizado a la WEB como el medio definitivo de democratización de la información, pero resulta obvio que el acceso a la red se encuentra restringido a ciertos grupos de la sociedad como también el control de la información que allí se publica. Entonces cabe preguntarse ¿globalización para quienes?. En definitiva, debemos dirigirnos a la audiencia con los modos adecuados, accesibles, comprensibles y relevantes.
Lo que planteamos es la necesidad de políticas culturales efectivas que constituyan la vía de transmisión del saber arqueológico a diversos públicos rescatando las particularidades de cada uno de ellos. Si bien generalmente se apela a recursos como ser museos, centros culturales, radio, TV, internet, publicaciones, exposiciones, talleres, conferencias, etc. (Tarragó 1988), como hemos señalado, estos medios carecen del alcance esperado debido a falencias estructurales, escaso financiamiento y la falta de interés por parte del estado en generar diversos espacios de discusión sobre el pasado. Por lo tanto se requiere explorar modos más amplios y democráticos de acceso al conocimiento que complementen a los medios ya existentes.
La investigación de McGuire (1999) sobre la Guerra del Carbón en Colorado, Estados Unidos, en 1913 constituye un ejemplo de la viabilidad de esta postura y de la posibilidad de desarrollar acercamientos que tomen en cuenta intereses de sectores sociales alternativos. Su proyecto busca incorporar no sólo metas teóricas sino también políticas que le permitan a las comunidades de mineros actuales formar una memoria y conciencia de clase común, necesaria para una acción de grupo. Los resultados de su investigación se difundieron a un público compuesto por la clase trabajadora, en términos, códigos y lenguajes accesibles para ellos y sobre eventos que los involucran y con los cuales se sienten vinculados. Visiblemente, esto tendrá consecuencias en los procesos de lucha de los trabajadores en Estados Unidos.
Entendemos entonces que el inicio de cualquier investigación debe estar marcada por la participación concreta de las poblaciones en la construcción de su identidad y para resolver objetivos que incrementarán sosteniblemente su calidad de vida partiendo para ello siempre de sus propias evaluaciones (Savory 1999). En este sentido, el patrimonio arqueológico (Molinari 2000),
constituye la huella material de nuestra identidad y de todos los valores y asociaciones mediante los cuales nos definimos como individuos y como constituyentes de un grupo social mayor. El carácter social y activo del patrimonio hace de su conservación una empresa participativa con y para las poblaciones buscando mantener intactos los vínculos establecidos por las comunidades con su ambiente natural y cultural (Molinari et al 2001).
Molinari (2000) da un ejemplo concreto de cómo deben manejarse los recursos culturales de manera adecuada y productiva tanto para el investigador como para las comunidades involucradas. En ese caso se pretende lograr un acuerdo que contemple las demandas propias surgidas de circunstancias contemporáneas con la conservación del patrimonio para el provecho de las poblaciones y su entorno. Fue la reintegración de tierras y un espacio sagrado a la comunidad mapuche de Ñorquinco en el Parque Nacional Lanin un paso hacia la restitución de los vínculos ancestrales de ese pueblo en su búsqueda de integración, respeto y desarrollo. Este tipo de acciones traerán aparejadas innegables consecuencias en los reclamos y demandas propios de las comunidades aborígenes de nuestro país.
REPLANTEOS DESDE EL TRABAJO DE CAMPO
En 1996 se iniciaron los trabajos de campo del Proyecto Arqueológico "Investigaciones sobre la dominación inkaica en el valle Calchaquí norte (Provincia de Salta): un análisis de la ocupación imperial en el sitio Cortaderas" a cargo del Licenciado Felix A. Acuto. Uno de los objetivos principales del mismo es difundir a nivel de las escuelas y colegios locales, los trabajos realizados por nuestra investigación, así como aquellos temas antropológicos y arqueológicos de interés para maestros, profesores y alumnos del lugar (Acuto 1997). El foco de las tareas de campo se centró en el sitio de Cortaderas Derecha ubicado en el sector septentrional del valle Calchaquí, Departamento de Payogasta, Provincia de Salta. Para las mismas nos alojamos (durante las campañas de 1996 a 1999) en la Escuela rural Nº 799 "Las Cortaderas" la cual se encuentra ubicada en la localidad de Punta del Agua, a escasos 2 kms. del sitio. Payogasta y Cachi (a 20 y 40 kms. respectivamente) constituyen las localidades pobladas más cercanas al establecimiento a las cuales se puede arribar a través del camino que se extiende hasta el colegio y que continua hacia el norte.
A la escuela asisten niños desde los 5 a los 14 años y en ella permanecen durante la semana escolar al igual que los maestros y el personal de mantenimiento en general. Obviamente la actividad principal es la enseñanza primaria básica, incluyendo también la alimentación, albergue, aseo y asistencia médica regular durante la estadía de los alumnos en el establecimiento. Debido a
estas particularidades la institución coopera con la satisfacción de las necesidades básicas de los niños (nutrición, salud, contención, etc) y constituye al mismo tiempo un centro de recreación y socialización.
Durante nuestras sucesivas estadías en el colegio se realizaron distintas tareas relacionadas con la divulgación de información surgida de las investigaciones en el área. Estas involucraron:
• Charlas explicativas sobre el pasado inka en la región y los métodos que utiliza el arqueólogo en sus investigaciones a alumnos de la Escuela Nº 799, alumnos del Colegio Secundario de Payogasta y de Cachi y a Intendentes, autoridades, profesionales y habitantes de las localidades de Cachi, Payogasta, La Poma y San Carlos.
• Recorridas guiadas de los niños de la escuela al sitio para proporcionar una visión del trabajo de campo arqueológico.
• Traslado y visita al Museo Arqueológico de Cachi de los alumnos de 6º y 7º grado puesto que ninguno lo había visitado a pesar de concurrir frecuentemente a esta ciudad.
A partir de estas experiencias y del contacto cotidiano se generó una rica interacción entre el grupo de arqueólogos y los habitantes locales. Fue a través de esta vivencia concreta en el campo que tomamos conciencia de la importancia del intercambio humano al momento de realizar los trabajos arqueológicos en un área.
Hemos notado a través de las sucesivas campañas que se produjo, en esta pequeña comunidad, un enriquecimiento sobre la información que poseen de la arqueología y de la percepción que tienen del arqueólogo. Sin embargo, podríamos cuestionarnos si no estamos meramente trasmitiendo nuestra visión e interpretación del pasado. Innegablemente en cierto sentido esto es así , pero consideramos que esta situación adquirió características particulares que permitieron un intercambio mucho más rico y complejo. En primer término se logro un diálogo abierto entre las partes, en donde se expresaron las inquietudes, opiniones y nociones que tienen del pasado esta comunidad. Ellos se vinculan de una manera muy particular con el pasado, por ejemplo no se reconocen como indígenas sin embargo se manifiestan reacios a la excavación en "los antigales". Por otro lado, la interacción arqueólogo comunidad se convierte en un vehículo de difusión fundamental ya que tal vez sea una de las pocas oportunidades que tengan de acercarse al pasado prehistórico. Finalmente, este medio permite dirigirnos a ellos de la manera y con el lenguaje adecuado. De nada serviría explicarle al público que este sitio tiene una antigüedad de más de 500 años o que se recuperó un 40 por ciento de huesos de animales domesticados. Sino que, de acuerdo con Hodder (1999: 56)
"the archaeologist are required to "tell a story" not in terms of Auel’s "Clan of the Cave Bear", but in terms of responsibility both to the information recovered and to public interpretation."
Si bien somos nosotros los encargados de trasmitir el conocimiento arqueológico en este ámbito específico, la comunicación lograda fue muy fluída y prospera, y en todo caso la información que les brindamos será resignificada por ellos en relación a sus propios valores y concepciones. En definitiva este contacto e interacción nos permitió evaluar las expectativas que tiene esta comunidad con respecto a su pasado, y así reorientamos nuestras investigaciones hacia la incorporación de las voces de otros grupos explorando los diversos aspectos de la construcción de identidad.
De ninguna manera esta experiencia concreta en Salta pretende ser un lineamiento de las conductas a seguir en relación al rescate del pasado, la conservación del patrimonio o la apertura de la arqueología a la sociedad en general. Simplemente constituyó un llamado personal a la vinculación estrecha de los proyectos científicos con las inquietudes y visiones del pasado propias de las comunidades locales de las cuales surge una demanda de la arqueología para el desarrollo.
DISCUSIÓN
Muchas de las ideas volcadas en este artículo son el resultado de esta interesante vivencia en Salta, a partir de la cual repensamos nuestro lugar como científicos sociales. Al tratarse de nuestras primeras experiencias de campo nos encontramos con una realidad bastante alejada de las discusiones presentes en el ámbito académico y encaramos un profundo replanteo del camino que nuestras investigaciones deben seguir.
Nuestra disciplina, ahora más que nunca, debe reconocer el poder que posee en la construcción de visiones del pasado determinadas, tiene que participar activamente en el desenvolvimiento de los procesos sociales actuales y atender a los reclamos de los sectores minoritarios de la sociedad. Sólo el cuestionamiento de la arqueología como discurso hegemónico tornará la narración sobre el pasado más subjetiva y multívoca.
" Esta historia es tanto la nuestra como la suya. Bajo este solo aspecto, como antiguamente sucedía, lo popular nutre a los intelectuales" (De Certeau, 2000:30)
AGRADECIMIENTOS
A nuestros familiares por bancarnos, a toda la gente linda de Salta, especialmente la del Museo de Cachi y la de la Escuela Nº 799 Las Cortaderas, así como a todos los marabuntas que forman el equipo de trabajo. A Machi. Para todos ellos nuestro más sincero homenaje.
BIBLIOGRAFÍA
Acuto, F.
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