lunes, 12 de octubre de 2009

Marxismo y darwinismo social

Michael Lowy*
La objetividad científica no implica neutralidad en los debates que atraviesan el campo teórico: como lo explica claramente el director de la obra Patrick Tort, en su "Introducción" , una de las principales motivaciones para lanzarse a esta gigantesca empresa era oponerse a las "desviaciones filosóficas y sociológicas del evolucionismo vulgar, siempre inagotablemente spenceriano y masivamente dominante..." En otros términos: ajustar cuentas con el complejo discursivo formado, a partir de Spencer, por el "darwinismo social", la eugenesia y la sociobiología.
Desde este punto de vista, el Diccionario es también una obra de combate político, científico e intelectual contra una nebulosa de ideologías elitistas y retrógradas que están lejos de haber perdido nocividad. Como lo mostró P. Tort en sus obras anteriores, y nuevamente en esta, el supuesto "darwinismo social" no corresponde para nada al pensamiento antropológico de Darwin, desarrollado en su libro La Descendencia del Hombre (1871). (...)
La desmitificación del "darwinismo social" exige también a los marxistas un regreso crítico sobre el pasado. En efecto, la extraordinaria influencia del social-darwinismo a fines del siglo XIX y comienzos del XX no perdonó al socialismo ni al movimiento obrero. El marxismo de la Segunda Internacional fuertemente signado por el cientificismo, el positivismo y el determinismo, fascinado por las "leyes naturales de la vida social", era muy vulnerable a la ofensiva ideológica social-darwinista, especialmente a través de la mediación de la sociología de Herbert Spencer. La afinidad electiva entre marxo-positivismo y social-darwinismo, permite comprender la obra de numerosos autores importantes de esta época. Buscando dar una legitimidad "científica" a las ideas socialistas, terminan legitimando la ideología liberal de las clases dominantes en el seno del movimiento obrero.
En la tentativa de liquidación del marxismo por el social-darwinismo, algunos temas son privilegiados: la evolución social lineal (frecuentemente opuesta a la revolución) predeterminada por las "leyes generales de la evolución", la lucha por la vida y la supervivencia de los más aptos, el carácter "orgánico" de la vida social, la interpretación de la historia a la luz de las "leyes naturales" sociobiológicas.
Se pueden encontrar signos de esta desviación pseudo-darwinista y pseudo-marxista en casi todos los movimientos social-demócratas de fin de siglo, tanto en Europa como en USA, pero -por razones aún por dilucidar - en Italia es donde juega el rol más importante.
Su primer representante es el criminólogo positivista -discípulo de Lombroso- Enrico Ferri. Diputado radical convertido al socialismo y profesor de derecho penal en Roma, Ferri es el autor de una obra cuyo titulo es todo un programa: Socialismo y ciencia positiva: Darwin-Spencer-Marx. Publicado en 1894, será traducido al francés, alemán, ingles y español, encontrando una amplia acogida (también algunas críticas) en la socialdemocracia internacional. Su idea principal es que el socialismo científico "no es otra cosa que el resultado lógico y vital a la vez del darwinismo y del evolucionismo spenceriano". La evolución humana obedece a "leyes estables y confirmadas por la ciencia social positiva", leyes que nos permiten afirmar "con una certeza matemática" que la trayectoria de la evolución conduce al socialismo. Dado que el socialismo es una fase "natural y espontanea y por lo tanto inevitable e irrevocable" de la evolución, no hay necesidad de revolución, es decir, "revuelta violenta y tumultuosa" . No vacila en apelar a la autoridad marxista dela socialdemocracia alemana: "El socialismo científico, especialmente en Alemania, bajo la influencia directa del marxismo, abandonó completamente sus viejos métodos del romanticismo revolucionario".
Ferri pretende así reconciliar -mejor dicho asimilar- las tesis social-darwinistas de la lucha por la vida con el socialismo científico. Para lograr su trabajosa explicación, afirma primero que el objetivo del socialismo no es la igualdad -utopía irrealista- sino la garantía de que todos los hombres son iguales "en el punto de partida de la lucha por la vida". Como resultado de la ley darwiniana de la supervivencia de los más aptos, algunos serán vencidos en el duro combate por la existencia: los débiles, los enfermos, los locos, los "criminales congénitos", etc.
Asegurando la victoria de los que "poseen las más grandes y fructíferas energías morales y físicas", la economía colectivista, "necesariamente debe mejorar la raza humana física y moralmente". Solo entonces - y no en la economía capitalista que tiene efectos negativos desde el punto de vista de la selección darwiniana - "el efecto de la lucha por la existencia será la supervivencia de los mejores". En consecuencia, gracias al socialismo científico, "el darwinismo social", continuador del darwinismo natural, desembocará en la selección de los mejores!
El caso de Enrico Ferri es posiblemente extremo y un poco caricaturesco por su biologismo primario. Pero no dejó de ejercer una influencia determinante sobre algunos de los principales dirigentes del socialismo italiano, como Filipo Turati y Claudio Treves. Por ejemplo, Turati escribió, en una de sus primeras publicaciones socialistas, que el objetivo del socialismo científico no es otro que la "selección de los mejores" mediante la supresión de la herencia, asegurando así "la igualdad del punto de partida" de los competidores. La lucha por la existencia entre los seres humanos no desaparecerá jamas: la vida social es necesariamente "un eterno y feroz, aunque providencial, holocausto de víctimas". Felizmente, existe, "la norma moderadora del derecho" para equilibrar un poco esta ferocidad darwiniana de la realidad social.
Uno de los primeros críticos de esta desviación fue Antonio Labriola , pionero de una lectura dialéctica y anti-positivista de Marx -y uno de los primeros autores marxistas estudiados por León Trotsky. Ironizando contra la moda del "darwinismo político y social" (que) "invadió como una epidemia, y por muchos años, el cerebro de numerosos investigadores y de muchos abogados y declamadores de la sociología", denuncia a los que se han "agitado para completar a Marx ya sea con Spencer, ya sea con el positivismo en general, ya sea con Darwin, ya sea con Dios sabe quién".
Una generación más tarde, se vuelve a encontrar esta polémica contra Ferri , Turati y Treves en la pluma afilada del joven Gramsci, para quien esos "filisteos del socialismo" han hecho de la doctrina socialista "un repasador del pensamiento", son gente incapaz de concebir la "historia como un libre desarrollo ... diferente de la evolución natural, así como el hombre y las asociaciones humanas son diferentes de las moléculas y de los agregados de moléculas". Atacando a fondo a Claudio Treves, critica a quienes llama "los socialistas positivistas", que han "arrastrado la doctrina de Marx a un esquema exterior, a una ley natural que se realiza fatalmente, fuera de la voluntad de los hombres, fuera de su actividad de asociativa...". Así quedaron planteados los términos de un debate que atraviesa la historia del marxismo del siglo XX.
* Sociólogo CNRS.

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