lunes, 12 de octubre de 2009

Un instrumento cada vez más efectivo

Charles Devillers *
Los seudo-evolucionistas ya no pueden esconderse detrás de excusas fáciles: "conozco mal", "no sabía dónde encontrar la información". Reconozcamos que la documentación estaba dispersa en obras y revistas solo disponibles para los especialistas con acceso a las grandes bibliotecas. Ahora la documentación está al alcance de la mano, y dispuesta en orden alfabético.
1859.- Primera edición de El Origen de las Especies, en la cual Darwin expone su sistema explicativo del proceso evolutivo, que corregirá y completará en las sucesivas ediciones (6ta. en 1872). De este sistema que -aunque muy frecuentemente se olvida- incluye muchas proposiciones, habitualmente se retienen dos: la interacción variación/selección natural como motor del cambio evolutivo y la posible intervención del azar en la historia del mundo orgánico, para horror de los curas y ciertos racionalistas.
ªCuántas estupideces se le han hecho decir a Darwin y a sus continuadores! Repasemos algunas de las más flagrantes y valoradas entre evolucionistas domingueros.
La interacción variación/selección es el proceso fundamental («el único?) que explica la adaptación de los organismos a las presiones del medio ambiente que los rodea. Pero conviene precisar el significado de cada uno de los términos del par y sus respectivos roles.
La única fuente de variación hereditaria, establecida experimentalmente, es la mutación (tomada en su sentido más amplio), es decir, la modificación, espontánea o provocada, en el material hereditario del individuo. Las otras modalidades de variación propuestas aquí y allá por algunos autores solo son palabras sin fundamento.
La mutación no solo afecta minúsculos caracteres carentes de importancia vital, como frecuentemente se afirma. Hoy sabemos que puede ocasionar múltiples cambios orgánicos, tanto "pequeños" como "grandes". Las capacidades de variación del material genético de cada individuo son enormes.
La selección no se limita a eliminar todo lo que se aparta excesivamente de la norma de la especie. Puede orientar el cambio evolutivo de manera activa.
La variación genética es la única creadora de cambios que la selección organiza según direcciones que se pueden reconocer como líneas evolutivas en el material fósil.
Evidentemente, los seres vivos no pueden ser obra del azar. Solo algunos pobres de espíritu o desinformados continúan atribuyendo tal despropósito a la teoría de la evolución de inspiración darwiniana. Ningún evolucionista sensato dijo nunca semejante tontería. Lo que reconocemos, es que la historia del mundo orgánico (animal y vegetal) a lo largo de unos 3.500 años está sembrada de acontecimientos imprevisibles (término preferible al de azar para un biólogo). De esta manera, un grupo animal adaptado a un entorno puede enfrentar una modificación, rápida o lenta, de sus condiciones de vida (desertificación, glaciación, alzamiento de montañas, etc.). Semejante cambio climático o físico no puede ser previstos por la presencia de animales. En tal caso, la vida animal y la modificación del medio no están ligadas causalmente; un acontecimiento imprevisible modificó, pues, el curso de la historia animal.
En el estado actual de nuestros conocimientos, la génesis de la variación es aleatoria, pero su acción sobre el devenir de los individuos, las poblaciones y las especies está permanentemente controlada por la selección actuando como anti-azar que imprime una direccionalidad (líneas evolutivas) a las transformaciones del mundo orgánico. La historia del poblamiento del planeta no es, pues, resultado de un azar soberano (que engendraría el caos), ni el de una necesidad absoluta (la evolución no reconoce leyes eternas).
Lo que se sigue llamando darwinismo -a mi juicio de manera muy restrictiva- a partir de su formulación original no dejó de enriquecerse, de incrementar su valor explicativo cuestionando determinados conceptos e incorporando nuevos datos aportados por las disciplinas cada vez más numerosas que desde una mayor o menor proximidad se interesan por "el problemas de los problemas" según lo calificara el paleontólogo norteamericano G.G. Simpson.
Los fundamentos de la actual Teoría sintética de la evolución son de origen darwiniano, pero las superestructuras han sido elaboradas progresivamente a partir de la genética (mendeliana, poblacional, molecular), de la bioquímica, de la embriología, de la sistemática, de la ecología, de la paleontología. «Qué nos deparará el porvenir? El darwinismo original no ha desaparecido, pero ha sido incorporado en una construcción más vasta, actualizada, la Teoría sintética de la evolución (así como la Teoría de la relatividad englobó la mecánica newtoniana sin suprimirla).
Darwin no elaboró un dogma intocable, un darwinismo que debe repetirse por generaciones: formuló las bases de un programa de investigaciones que, por enriquecimientos sucesivos, deviene un instrumento de trabajo cada vez más efectivo.
* Zoólogo. Universidad de París VII

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